Espíritus del Agua

lunes, 27 de agosto de 2012

Capítulo 4



4

<< La primera misión >>


- ¿Estáis listos? -
- ¡Claro que si! - exclamo Ginnevra con energía -
- Bien, para comenzar la misión, solo tendréis que romper la hoja de vuestra misión elegida. Volveréis al Gran Templo cuando los Oráculos observen y valoren vuestra hazañas, ¿lo habéis entendido? -

Todos asintieron y dieron comienzo su primera misión. Troceando en cinco trozos el papel, cada uno de los integrantes comenzó a desaparecer poco a poco de La Taberna del Dragón. La misión les trasladará hacia la Península Cristal, precisamente en La Caverna Suou, un lugar sagrado para todos los Domadores de Espíritus del Agua. Paul había oído hablar de ese lugar sagrado, y que no muchos podían ir y adentrarse a las cuevas, ya que, según declara la Orden; La Caverna Suou está habitada por algo más que Espíritus del Agua, un ejemplar algo más peligroso para los mismos Domadores. Paul y compañía aparecieron en un abrir y cerrar de ojos frente a una gran cascada con extrañas esculturas de dragón rodeando en círculo la zona. Parecía el edén por lo hermosa que era el agua, y de cómo la vegetación tenía colores vivos. Andrew estaba algo cansado del traslado de la misión, y aún le costaba mantenerse en pie por lo ocurrido anteriormente en Alameda

- ¿Y bien Paul, cual es nuestro cometido?, escogiste tu mismo esta misión... -
- Es sencilla - dice - Únicamente tenemos que ayudar a una joven muchacha... -
- Estas loco - comenta Andrew - Yo no voy a entrar ahí dentro, ¿sabes la fama que tiene la Caverna Suou? -
- Claro... - dijo Paul - Pero es únicamente rescatar a esa chica -
- Oh venga querido Drew - vaciló Ginnevra - Será entrar y salir sin ningún problema -
- No estoy muy convencido... ¿sabes las criaturas que puede encontrarse ahí dentro? - 
- Pues si no entramos no podremos saberlo - rió Ginnevra marcando el camino -

La entrada a la caverna se hallaba detrás de la cascada, un gran portalón de casi veinte metros de altura y en forma ondulada. Parecía una gran boca de una feroz bestia, pero más inquietante era el olor que provenía de su interior. La entrada estaba oscura, y el sonido de las gotas al caer era más inquietante aún. Cuando dieron un paso al interior, unas antorchas se iluminaron a sus lados, mientras avanzaban poco a poco por la cueva. El silencio reinaba entre los tres, pero en sus mentes muchas preguntas se formulaban. Cada vez que más se adentraban, las llamas eran más débiles, e incluso el olor más fuerte. Paul se paró un momento al ver más allá un claro de luz. Miro a sus compañeros, pero no se percataron de lo que él veía. Paul lo señaló, y ambos visualizaron en la oscuridad y lo vieron.

- Luz al final del túnel... - comenta Ginnevra - ¿Contento Drew?, ya saldremos de aquí -
- Déjale - rió Paul - Continuemos más hacia adelante, y veamos lo que... es... -

Una música se escuchó desde el fondo, acompañado de un lamento grito que se calló en seco. La melodía de un violín inquieto a Paul y sus compañeros, pero más a las criaturas de la caverna. Varios murciélagos salieron volando, y algunos Espíritus del Agua y de Tierra aparecieron para huir de ahí. Aquella melodía, tan fría y siniestra, despertó el sexto sentido de Andrew. Amarró su espada corta y echó a correr como un condenado hacia la luz.

- ¡Drew espera!, ¿que diantres ha pasado ahora? -
- No lo se, pero no dejemos que esté solo Ginne... -

Echaron a correr tras Andrew.




Aquel claro de luz, tan hermoso y brillante desde la oscuridad, era más que una pequeña charca de agua donde se filtraba desde arriba la luz del sol. Andrew estaba frente a la charca; solo, pero acompañado de la melodía. Miró a ambos lados tan veloz al escuchar algo arrastrarse cerca de él, y notar la presencia de <algo más allá> que le estaba controlando. Andrew dio varios pasos hasta rozar la punta de sus botas la orilla de la charca, un agua tan cristalina que mismamente veía su reflejo sin problema. Mirando su reflejo, vio como una sombra se deslizaba de un lado a otro con gran rapidez, hasta caer de pleno en la charca. Andrew se empapó, y se alejo de la charca al ver una figura retorciéndose en si mismo hasta incorporarse. Era una mujer, o eso era a simple vista. Una criatura celestial; más conocida. Su cuerpo, una larga y hermosa cola de serpiente brillaba con ayuda de las gotas del agua y el brillo del so. Una piel cuyo tacto parece escamoso y grisáceo, y una mirada en blanco con el conjunto de su larga y peculiar cabellera compuesto por pequeñas serpientes que se retorcían como ella al ritmo de la melodía del violín. Andrew quedo fascinado por la hermosa criatura celestial.

- ¡Drew cuidado! - exclamo Ginnevra y Paul al unísono -
- ¿Eh...? -

La criatura celestial, cuál de su boca estaba sellada y sus finos brazos atados, se deslizo rápidamente y pasó al lado de Andrew sin rozarle. Su larga cola azotó fuertemente a Paul en el abdomen, que le expulsó hacia atrás, pero Ginnevra lo esquivó con un movimiento rápido. Deslizó su lanza enseguida y se puso en guardia. Destruir una criatura celestial, teóricamente era imposible, pero posible por una parte. Ginnevra amarró con ambas manos la lanza y corrió hacia ella esquivando su mirada que poco a poco estaba tomando el color grisáceo como la de su piel. Ginnevra notó que esa mirada era su arma, una poderosa arma que no podía escapar nadie; únicamente correr. Andrew en cambio, seguía ahí mirando a la charca. La melodía del violín le inquietaba. Entonces fue, cuando otra sombra cayó a la charca, pero esta vez era una chica, una joven pelirroja que ardía con poder. No dudó ni un momento en dirigirse hacia Andrew con sus manos en llamas.; esta vez el golpe iba a ser muy fuerte para él.

- ¡Yiiah! -

Las llameantes manos de la pelirroja chocaron contra las manos de Andrew, y sus manos también comenzaron a arder. Sarah, retrocedió asombrada. Un hilo de fuego comenzaba a rodear a Andrew como un amigo, como un compañero, como un hermano... el fuego comenzó a ser parte de él, pero también otro elemento más. Otro hilo apareció a su alrededor, esta vez de agua. 

- Eso es imposible... - farfulló Sarah - ¡Criatura Celestial, mátale ya! -

La criatura estaba bajo el dominio de Sarah, y enseguida dejó de perseguir a Ginnevra para ir tras Andrew. El joven se volteó al instante, y tuvo a la criatura a cinco centímetros de él, sintiendo las miradas penetrantes de las serpientes de su cabellera. Agitó su brazo izquierdo con fuerza, y una hoja de fuego le cortó el paso, al igual que parte de su cabellera. La criatura retrocedió, y Andrew, como si estuviese siendo dominado por el fuego y el agua, corrió hacia la criatura con los puños cerrados. En el brazo izquierdo, las furias llamas ardían con furor, y en el brazo derecho, la corriente del agua inundaba su corazón. Andrew tomó impulso y saltó más alto que cualquier humano corriente, y descendió como una estrella fugaz hacia la criatura celestial. Un chorro de fuego y agua salió disparado, y la criatura, gritando de lamentación, desapareció de aquel claro. Andrew sonrió, pero se desplomó al suelo por el agotamiento y el rendimiento al usar tal poder.

- Increíble... - sonrió Sarah - 
- ¡Tu!... - grito Ginnevra, agotada - ¿Quien eres tu? -
- La chica que acabará con tu futuro muy temprano - contestó -

Sarah echó un vistazo. Paul estaba inconsciente por el golpe recibido, y Andrew agotado al igual que Ginnevra; pero no tanto. Sarah les dio la espalda y entró en la charca, precisamente en el centro. De sus manos, apareció una esfera metálica con orificios deformados y profundos; un objeto que Ginnevra conocía bastante bien.

- La reliquia ... - musito - ¿Cómo es que la tienes tú?, tendría que estar en Alameda... -
- Querida, ahora está en mis manos - sonrió -

Ginnevra se acercó un poco más a la charca.

- ¿La vas a poner en funcionamiento?, ¿sabes en que consiste esa reliquia...? -
- Claro que si, querida... ¿te hago un resumen? - Ginnevra no contestó - Oh, bueno... en ese caso... -

Sarah introdujo uno de sus dedos en un orificio y la esfera se prendió con una luz dorada. Comenzó a levitar ya girar a gran velocidad, y algo, bajo la charca, comenzó a temblar. Una gran escultura de piedra emergió de entre el agua. Era un Dragón gigantesco, esculpido a piedra con el más mínimo detalle, y acompañado de pequeños Espíritus del Agua que custodiaban la estatua. Ginnevra reconoció la estatua a simple vista. Era el Dragón Cristal, la misma escultura que vio en la Ceremonia tras atravesar El Portal.

- Es Cristal... - masculla Ginnevra sin comprender lo que ocurría, hasta que reconoció una mirada de egoísmo y poder en los ojos de Sarah - No... otra vez no... -
- Veo que sabes lo que pretendo, ¿eh? - Sarah rió como si todo fuese un simple juego de niños pequeños - 
- ¡Por supuesto!, mis padres lucharon para defender lo que vas a provocar, no te dejaré que cometas los fallos de un pasado de tragedias -

Reñida por la furia, Ginnevra corrió directo hacia Sarah con la lanza en sus manos. Le asestó un fuerte golpe, que únicamente se clavo en la orilla. Sarah sonrió, y con un veloz movimiento de brazos, dejo a Ginnevra arrodillada ante la escultura y la reliquia, que giraba sobre la escultura del dragón.

- Ahora verás con tus propios ojos, ese fallo del pasado que tanto dices... - 
- No por favor... -

Un rayo de luz dorado bañó a la escultura del dragón Cristal, y poco a poco los espíritus del agua abandonaron el lugar rápidamente. La piedra comenzó a agrietarse, hasta destruir la estatua en mil pedazos, revelando así una lágrima echa de cristal. Sarah la tomó entre sus manos y Ginnevra la fulminó con la mirada.

- ¿Así que eso es lo que buscas?,  <Las Tres Esencia del Espíritu del Agua; Cristal>... -


2 comentarios:

  1. O.O Wow me has dejado sin palabras. O.O No se que decirte ya que no sepas. Es genial. Sigue asi por que esta historia es muy buena... Arriba team Drew!! Jeje

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  2. ¡Hola! :)
    Como siempre me encanta. Sarah seguro que es la villana de la historia. Espero el siguiente.
    Besos.

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